sábado, septiembre 20, 2008

Viejunos

El otro día ley una gran cita de Pepe Colubi en su columna de Cinemania: "Alguien con muy mala leche ha decidido que a determinada edad debes abandonar actividades tan saludables como el cómic, los cofres de DVD, las gominolas con sabor a cola, Metallica, el body surf o la tontuna en general". No pude evitar sonreír para mis adentros pues había estado pensando seriamente en este asunto. Una vez más, los elementos mesíanicos se conjuntaron y ví una luz que me iluminó tenuamente. Está de moda hoy en día hablar de los relevos generaciones, de los dictados biográficos al uso y de cronología social. Se habla de la Generación X a la que posiblemente, quiera o no, pertenezco. Aunque siempre he sido un tanto esquivo a la hora de declarame o hacerme miembro de hecho de alguna tribu, banda o club de pacotilla. La generación del 70 es quizás la que se mece entre dos aguas. Como en un agujero negro de los que muchos no quieren salir. Ahora detecto que los de la generación del 80 se casan por lo religioso, quieren hijos y un monovolumen. Y mis contemporáneos siguen quedando para echar cervezas por la tarde, van de conciertos, miran a las chicas y bravuconean los domingos narrando la noche tan agitada que han tenido. Y yo la verdad, permanezco como cercano espectador de estos sucesos y alguna que otra vez me implico, pues la mejor manera de contar historias es viviéndolas.

Y con esto llego al nuevo orden social establecido de manera aleatoria. Por diversas circunstancias los elementos se alinean en un caprichoso orden y un nuevo mundo paralelo se abre. Una nueva vía auxiliar que se cierne con el firme propósito de crear detonantes temáticos y eso a mi la verdad, me encanta. Los chicos de ayer, que compartían calimochos, conciertos y tertulias disipadas por los decibelios del local se reúnen de nuevo... Con el objetivo de seguir haciendo lo de antes. Seremos más viejos y más sabios, pero la esencia permanece y solo hace falta crear la chispa adecuada. Y ahora somos los viejunos, que seguimos con los tejanos y roídas camisetas de grupos musicales. Que siguen compartiendo cachis de calimocho. Que siguen quedando cuatro horas antes de un concierto. Que siguen berreando himnos generacionales formando un corro en los pocos antros que siguen en pie. ¿Miedo a crecer? ¿Involución? ¿Síndrome de Peter Pan? Patrañas!!! Tampoco debemos colgarnos la etiqueta o medalla de supervivientes de un mundo mejor. No se sobrevive si se sigue en la cresta de la ola. Simplemente, se vive... Algunos expertos condicionan este estado de adolescencia prolongada a la falta de un elemento social clave para algunos: la pareja. Pero no estoy de acuerdo para nada. Seguro que mucha gente dejó de hacer sus cosas preferidas por que simplemente les aburría o les dio por otras. Y muchos otros encontraron a su presumible media naranja y abandonaron los caminos del exceso en pos de una vida tranquila y socialmente reconocida. Y cuando hablo de excesos no me refiero a beber como un cosaco o drogarse como una estrella del rock de los 70. Hablo de excesos a la hora de seguir leyendo cómics, ir a ver películas, de conciertos, empaparse de verborrea en tertulias en bodegas o abacerías. Excederse en patear la ciudad descubriendo nuevos sitios y aumentar el cupo de caras y gente conocida con las que poder tener un encuentro casual. Y mucha gente a la hora de emparejarse, se abandona a estos excesos y se abona a otros menos edificantes pero socialmente más sostenibles. No quiero parecer un abanderado de una causa que no sé primero como definir. Ni decir que somos mejores que los otros. Primero porque no me considero miembro ni practicante de una religión o modo de vida. Cada uno decide su vida e intenta parametrizar sus evoluciones a su gusto, aunque para ello deban renunciar a cierto tipo de excesos. Eso conlleva riesgos a medio plazo, pero todo lo que hace una persona es totalmente respetable.

Y los viejunos, como así nos hacen llamar, seguimos en la pomada. Para bien o para mal. Sin pretensiones ni nada que demostrar. Even flow! Y la vida sigue fluyendo intentando beber de todas la fuentes y de ir completando el puzzle que la vida nos ha regalado. Aunque quizás muchos no quieran completarlo y se abonen a tener piezas repetidas. Que cada uno proceda como bien quiera o pueda. El hecho que es que las conjunciones se repiten con más frecuencia y los eventos . Y para nada intento justificar los estados actuales, pues no es mi causa mostrarme orgulloso de un estado social particular. Cada uno es lo que es, porque básicamente alguien tiene que serlo. De nada sirve abonarse a este estilo de vida, porque básicamente no es un estilo que se pueda elegir libremente, viene dado por circunstancias paranormales y por la manera particular de ser de cada uno. No existe una fórmula con elementos y cantidades concretas. Y siempre llegamos al equilibrio que nos debe mecer entre las dos esferas y aunque a veces se peque de egoísmo personal el cruzar la frontera, mis ansias de estar en todas las pomadas me superan, aunque siempre es cuestión de equilibrio. Y los limites se definen por elementos temporales y sociales. O acaso, ¿las fronteras actuales de los países han sido siempre las mismas? Do the evolution...